Tan colorido y bello como la vida misma.
El ramo de Admont
Hay muchas formas de demostrar amor y aprecio. Una de las más bellas es el regalo de flores.
Las flores cortadas del vivero del monasterio crecen y florecen en los invernaderos de Admont. En 2.500 metros cuadrados se alinean fragantes tulipanes junto a narcisos y ranúnculos.
Larga conservación gracias al cultivo doméstico
Cultivamos numerosas variedades de flores con mucho amor y cuidado y las cosechamos cuando están en su mejor momento.
Recién cortadas, se atan en ramos in situ. Porque la frescura, la larga conservación y la fragancia son las señas de identidad de nuestra floristería.