JOSEF STAMMEL, LAS CUATRO ÚLTIMAS COSAS
Las cuatro figuras de pie, más grandes que la vida real, se caracterizan por sus gestos y expresiones faciales pronunciadas. Representan la muerte, la resurrección (también el juicio), el infierno y el cielo.
(1) La muerte
El hombre ha llegado al final de su vida. Se le representa como un viejo peregrino con una cruz de peregrino, un bastón de peregrino y una concha de vieira.
El hombre de hueso alado se le acerca por detrás como personificación de la muerte. En su mano derecha levantada, la Muerte, representada de forma espantosa, sostiene el reloj de arena alado como referencia a la vida caduca del ser humano. Con la mano izquierda, empuña un puñal puntiagudo en alusión a la muerte repentina. Los angelitos a los pies del moribundo sostienen atributos en sus manos. Estos símbolos de vanitas (pompa de jabón, cáscara vacía, vela apagada y rota) aluden a la fugacidad de toda existencia. A su vez, la llamada "uva sodomítica" se desintegra en polvo al tocarla. Este motivo recuerda las palabras pronunciadas en la iglesia el Miércoles de Ceniza: "Recuerda, oh hombre, que eres polvo y en polvo te convertirás".
(2) LA RESURRECCIÓN
Cubierto por un sudario, un joven sale flotando de la tumba acompañado por un ángel.
Un arco iris se extiende sobre su cabeza. Cristo está entronizado en él como Resucitado y juez del mundo. El juicio individual aún no ha dictado sentencia.
La mirada del joven se fija en el diablo agazapado a sus pies. Actúa como acusador, lleva un fuelle en la nariz y es apartado por el poderoso libro que lleva sobre los hombros con los hechos de la persona juzgada registrados en él.
A la derecha, frente al legendario "Diablo de la Biblioteca de Admont", se encuentra la lápida en relieve. Muestra una calavera, una vela apagada, el año 1760 (probablemente la fecha de finalización del grupo de figuras) y las iniciales ST (de Stammel).
(3) EL INFIERNO
Según la sentencia, el camino conduce ahora al infierno o al cielo. La alegoría del infierno consta de dos figuras principales monumentales en movimiento y varias figuras auxiliares más pequeñas.
Un hombre maduro desnudo, es decir, el alma condenada, cabalga a hombros de una criatura híbrida. Es mitad animal, mitad humana, mitad hombre, mitad mujer. Ambas figuras son desgarradas en el dragón infernal con cabeza de dragón por las llamas que saltan de él. Los rasgos faciales del alma condenada están distorsionados por la ira y el miedo. Su mano derecha levantada sostiene una serpiente en forma de anillo que se muerde la cola, símbolo de eternidad. La mano izquierda sostiene un puñal defensivo en un puño cerrado. Un gusano le ha mordido en la región del corazón.
En la parte inferior de la representación, alegorías en forma de busto, cada una representada como una cabeza, están dispuestas como una justificación de advertencia para el descenso a los infiernos: la vanidad con un gorro de pavo real y plumas de pavo real; la pereza como un niño dormido con un gorro de dormir y un hipopótamo en la cabeza; la avaricia con un gorro hecho de monedas y un diablo mirando por encima del hombro; la intemperancia con una botella de aguardiente y salchichas.
"El infierno" es una de las obras más fuertes y narrativas de Stammel, pero también más idiosincrásicas y condensadas. Modelos como el diablo de Alberto Durero en el grabado "El caballero, la muerte y el diablo" (1513) o el busto de mármol de Bernini "Anima Damnata" (1616) se funden aquí con la propia imaginación de Stammel para formar una entidad artística de alto rango.
(4) El cielo
La coronación de las "Cuatro últimas cosas" es la alegoría del cielo. Está simbolizada por una belleza espléndidamente ataviada y adornada y varias figuras que la asisten. Como una andrógina novia de Dios coronada con el vestido de la gloria celestial, es elevada al cielo por un esbelto ángel. Su mirada transfigurada se dirige hacia arriba, más allá del observador terrenal, hacia una esfera superior. En su mano izquierda, levantada, sostiene un corazón como signo de su fe inquebrantable y ardiente. El símbolo de la Santísima Trinidad está blasonado en una aureola sobre su cabeza. Sobre el pecho, una estrella flamígera y una cruz ricamente decorada. Debajo de la corona, en su frente está escrito el griego TAU (Ez 9, 3-4), que la identifica como justa. Como en la obra de Bernini, el "Anima beata" funciona aquí como la contrapartida del "Anima damnata" en el infierno. Tres angelitos se sientan en un banco de nubes a los pies de la figura. Estas alegorías de las tres virtudes (ayunar, rezar, dar limosna) justifican la decisión tomada en el juicio divino. Constituyen la contrapartida de los vicios representados en el infierno. En el sentido opuesto, positivo, se encuentra aquí la serpiente en forma de anillo, como en el infierno. Como símbolo de la dicha eterna, la sostiene el angelito sentado en el centro del banco de nubes.